14.5.09

EL SEÑOR DÜRUM

Hoy, como casi cada viernes (juernes hoy), he comido en un turco. Pero de los de verdad, de los que huelen a Berlín, salsa de yogur y lechuga. Mientras degustaba mi menú número dos, ha entrado en el establecimiento un tipo que de enclenque se hacía cómico. Delgado, bajito y con una gran sonrisa que, sumada a su incipiente prognatismo, convertía su cara en una delicia de aldea.

Mal vestido pero con la elegancia del pobre que no conoce otra cosa y con un lenguaje corporal que no deja duda a la inseguridad de quien lo exhibe, ha pedido un dürum de pollo. Se lo han preparado y mientras esperaba a recogerlo ha bajado el dueño de un altillo donde hacen las pizzas. Del dueño podría escribir otra entrada porque es un señor muy interesante. Tanto que ha saludado al Sr. Dürum por su nombre, ha charlado con él un poco y por la conversación que han compartido con el resto hemos podido deducir que el Sr. Dürum ha perdido no hace mucho su empleo y que su situación se plantea entre preocupante y suicida. Los tres que disimuládamente estábamos prestando atención hemos apretado los labios y bajado la mirada, intentando seguir a lo nuestro sin conseguirlo de una manera sincera. El dueño, apretando los labios también, pero como el que anima a un corredor a aguantar hasta la meta, se ha secado las manos lentamente y le ha deseado suerte como sólo un luchador sabe. De verdad.

En esto que han terminado el pedido y el Sr. Dürum ha cogido la bolsa y echado mano a su bolsillo. El dueño ha levantado la mano, salpicando ligeramente el mostrador y le ha dicho algo al chico que tienen cortando la carne. Ha sacudido de nuevo su mano, pero esta vez hacia el Sr. Dürum y este, con esa gran sonrisa de la que hablaba antes, ha agachado los hombros (que no la cabeza y mucho menos la mirada) y dando gracias unas seis veces ha salido del restaurante.

Después de esto no he podido evitar pensar que es una pena que la esperanza en el ser humano la reafirmen precisamente los que poco pueden hacer por el mundo. A gran escala, claro. A pequeña escala hoy hay un tipo que ha comido uno de los mejores almuerzos de su vida.

Abrazos per tutti!