6.4.06

LA SEÑORITA ESTRÁBICA

Cualquiera es un músico, sólo necesita un sueño y tres acordes. Todo el mundo es un escritor si tiene una historia que contar y algo con qué escribirla. Y cualquier mujer es una princesa si encuentra unos ojos que la vean como tal...

Ella se acerca a ti con el disimulo de los que no quieren molestar en la vida y utiliza un tono que no corresponde con el del resto. Dice un perdona sentido, como si de verdad se excusara por tener que ocuparte en ella.

Es preciosa, realmente. Tiene esa belleza voluptuosa de algunas nórdicas que parecen nunca haber dejado de ser niñas. Una piel blanca y suave que se encarna un poco a la altura de las mejillas. Tiene la sonrisa de Renée Zellwegger en Jerry Maguire y una voz dulce.

Y estrabismo. Unos ojos preciosos que en algún momento perdieron el paralelismo condicionando la belleza de una persona a que alguien se atreviera a disfrutarla. Pregunta por lo que necesita como dudando que lo necesite de verdad y espera la respuesta con la actidud de los que confían en la gente. Como yo soy como soy y no puedo evitarlo y procuro mirar a todas las mujeres con la intención de hacerlas sentir las más bonitas del mundo, no puedo dejarme caer en esa estupidez de mirar a los estrábicos a la nariz y me lanzo de lleno a unos ojos que son preciosos de verdad. Ella lo agradece y se nota, un rictus que lleva demasiado tiempo en la comisura de sus labios se relaja para regalarse una sonrisa mucho menos tímida.

Después se va. Se va con lo que necesitaba (no lo que buscaba, mucho más caro) y yo me quedo allí, esperando haberla hecho sentir bien. Ya digo que juntaba las manos como si hiciera tiempo que nadie lo hubiera intentado.

Abrazos per tutti!